sábado, 29 de marzo de 2014

Sensibilización Alimentaria Y Consumidores Responsables


Actualmente, cuando nos referimos al estado de la situación global, hablamos siempre de globalización, sobrepoblación e irregularidades a nivel económico, político y social, en el ámbito internacional. Así mismo, se presentan graves problemas en la alimentación humana, relacionados con la inocuidad de las materias primas, que suplen las necesidades diarias de las personas juegan un papel importante en el desarrollo y funcionamiento de las industrias de alimentos y la producción en masa.

Sin embargo, aún no es un tema del que hayan tomado conciencia las personas, empresas y entes gubernamentales en lo que al ambiente y bienestar humano respecta. Escuchar en estos tiempos la frase: “reducción de costos en la producción”, ya no es sinónimo de progreso y crecimiento sino de desconfianza. Al momento de reflexionar acerca de qué es en realidad ese alimento, de dónde proviene y cómo ha sido el proceso desde que inicia su vida útil como producto, se cae en cuenta que no se tiene siquiera una idea de los alimentos que nos estamos llevando a la boca.

Tal es el caso de los pollos de países americanos que piensan ser trasladados al continente asiático, con el fin de convertirlos en subproductos para luego ser llevados de regreso a su país de origen, según redactan Siegel, Huehnergarth y Kowalcyk (2014), en una petición hacia el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para evitar que se lleve a cabo dicha actividad. El viaje de más de 20.000 kilómetros que les supondría a los pollos se debe a que la mano de obra en China supone un costo menor al que representaría en el país americano. Sin embargo, lo anterior no es únicamente una reducción de costos sino que trae consigo una serie de problemas mucho más serios.


Partiendo desde el punto de vista del blog de Gastronomía y Cia (2014) que señala: “hay que añadir que el país que se encargará de procesar los alimentos tiene un peligroso historial en materia de seguridad alimentaria”, la situación se agrava cuando hay desconocimiento por parte de los consumidores del verdadero origen de los subproductos del pollo, teniendo en cuenta que en China no se exige el etiquetado de alimentos procesados. Pero, en realidad, no es esto lo que inquieta a quienes emitieron la petición a la USDA, sino que los productos procesados en China se destinarían para programas federales de nutrición de menores, es decir, a una población especialmente vulnerable a la contaminación en los alimentos y a sustancias o agentes químicos peligrosos. (Change, 2014)

La pregunta es entonces, ¿se deben anteponer los intereses económicos de una nación a sus habitantes, quienes se encuentran perjudicados en su salud (además del medio en el que viven), pero son en primera instancia la base de la economía?

El hecho es que una de las tendencias en los últimos años se resume en tener una conexión con el ambiente, conocer qué es lo que se está consumiendo y qué procesos ha sufrido el producto hasta que llega a manos del consumidor. Este último se convierte en responsable cuando se ve involucrado en la cadena del alimento y selecciona qué materias primas son amigables con el ambiente y que otras son inaceptables. Si cada vez se encuentran más consumidores responsables, casos como los del pollo serían, en teoría, una ficción y no una realidad como se vive en la actualidad.


Bibliografía
Change. (s.f.). Recuperado el 15 de Marzo de 2014, de http://www.change.org/petitions/congress-keep-chinese-chicken-out-of-our-schools-and-supermarkets
Gastronomía y Cia. (13 de Marzo de 2014). Recuperado el 15 de Marzo de 2014, de http://www.gastronomiaycia.com/2014/03/13/los-pollos-procesados-estadounidenses-viajaran-22-500-kilometros/

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